Hace unas semanas les dejé con la pregunta, ¿Cómo está la salud de mi alma? Espero que hayan podido meditar con esa pregunta y realmente interactuar con ella en estos días. Tal vez tienes una idea de cómo está tu alma ahora. Tal vez sigues pensándolo. Es una pregunta y un proceso que debemos hacer con cierta frecuencia.

“El alma es la parte más profunda de quien eres. Tu alma es lo que integra tu voluntad (tus intenciones), tu mente (tus pensamientos y sentimientos, tus valores y conciencia) y tu cuerpo (tu cara, lenguaje corporal y acciones) en una sola vida. Un alma está saludable o bien ordenada cuando hay harmonía entre estas tres entidades lo que es el intento de Dios para toda la creación. Cuando estás conectado con Dios y otras personas en tu vida, tienes un alma saludable.”

DALLAS WILLARD

Esta semana, quiero dar seguimiento al tema y hablar de unas formas, unas acciones que podemos hacer para ser intencionales con el cuidado de nuestras almas. Pero antes que haga eso, tengo que confesarles algo. Yo no soy un experto en esto – estoy empezando. Aprender a cuidar el alma no es una respuesta de ‘Sí’ o ‘No’ sino un proceso. Con las acciones diarias que tomo, puedo cuidar de mi alma o puedo dejarla al lado y así descuidarla. Entonces, quiero invitarles a unirse conmigo en este proceso de aprendizaje. Un proceso para aprender, experimentar y buscar un lugar santísimo con Dios dentro de nuestras almas.

Para saber responder a las necesidades del alma, tenemos que saber que son las necesidades específicamente. John Ortberg, en su libro “Manteniendo el Alma: Cuidando la Parte Más Importante de ti Mismo” (“Soul Keeping: Caring for the Most Important Part of You”) dedica unos diez capítulos a diez necesidades del alma. Quiero ofrecer unos pensamientos del autor y otros personales para cada una de estas áreas de necesidad. El desafío tuyo es ver por donde empezar. ¿Qué necesidad tiene tu alma en este momento? ¿Cómo está la salud de tu alma?

Hoy compartiré las primeras cinco necesidades del alma:

  1. Es la naturaleza del alma necesitar – “Cómo Kent Dunnington lo dice, ‘Estamos limitados en todos los sentidos menos uno: tenemos un deseo ilimitado’. Siempre queremos más: más tiempo, más sabiduría, más belleza, más videos chistosos de YouTube. Esto es el alma lanzando un grito” (p82). La necesidad del alma no es el problema, pero lo que buscamos para “llenar” esta necesidad fuera de Dios.

    Acción concreta: Tenemos que aceptar que la naturaleza del alma es necesitar.

  2. El alma necesita un cuidador – “Yo y nadie más soy responsable por la condición de mi alma” (Ortberg, p88). Hay una ley de consecuencias – cada una de mis acciones tienen consecuencias… pero vivimos en negación de eso. “Nuestra capacidad de vivir en negación de la ley de consecuencias es grande y dañosa al alma” (p91). Pensamos que podemos gastar sin acumular deudas, mentir sin que la verdad salga, y descuidar la Biblia pero todavía conocer Dios. Cada acción trae una consecuencia.

    Acción concreta: Regresamos a la pregunta inicial, ¿Cómo está la salud de mi alma? Tu eres el cuidador de tu alma. ¿Qué has hecho para cuidar tu alma en los últimos 6 meses? ¿Cómo has ignorado tu alma en los últimos 6 meses? ¿Qué está impidiéndote cuidar bien tu alma? ¿Qué disciplina espiritual puedes poner en práctica semanalmente para escuchar a las necesidades de tu alma?

  3. El alma necesita un centro – El alma no puede estar centrada sin Dios. Ortberg ofrece unas señales de que no estamos centrados en Dios: el alma tiene dificultad en tomar una decisión; se siente constantemente vulnerable a personas o circunstancia; no tiene paciencia; es fácilmente derribada; busca su identidad en cosas externas.

    Acción concreta: ¿Dónde está tu centro? Podemos buscar nuestra identidad en Dios (centrarnos) por medio de una práctica diaria como escribir, alabar, meditar en las escrituras, oración, etc. También podemos crear un lugar específico en nuestras casas que sea un espacio consistente para ir para orar y centrarnos.

  4. El alma necesita un futuro – “Dios puso la eternidad en nuestros corazones para que nunca dejamos de buscar la vida fuera de nosotros mismos” (p112). Necesitamos un futuro y lo único eterno en esta vida es Dios.

    Acción concreta: ¿Cuáles son los deseos más profundos de tu corazón? ¿Alguna vez has hecho una declaración de misión para tu vida basada en las Escrituras? ¿Qué sería? Pensando en esas preguntas, podemos tomar un día para reflexionar en nuestro futuro. ¿Qué quieres? ¿Está alineado con tus deseos y tu misión de vida? ¿Es un futuro centrado en Dios? ¿Cómo puedes invitar tu comunidad cristiana al proceso de discernimiento?

  5. El alma necesita estar con Dios – “Cuando el alma está con Dios no importa si eres una persona que lava platos o el presidente. El alma prospera no por medio de nuestros logros, pero simplemente por estar con Dios” (p119). “…no hay fórmulas mágicas para estar con Dios, [pero] recientemente he estado haciendo un auto-experimento que llamo El Experimento del Alma. Es una forma sencilla de enfocar mi alma en Dios durante el día. Empiezo cada día desafiándome: ¿Cuántos momentos de mi vida hoy puedo llenar con la conciencia consiente de y la rendición a la presencia de Dios?” (p120).

    Acción concreta: ¿Cómo experimentas la necesidad de tu alma de estar con Dios? ¿Estás consciente de la necesidad constante de tu alma estar centrado en Dios? ¿Cómo se manifiesta tu alma cuando no está con Dios? Podemos meditar en Salmo 139. ¿Cómo has estado consciente de la presencia intima de Dios en este último año? ¿Cuál es una disciplina semanal que puedes implementar para simplemente estar con Dios?

De estas cinco primeras necesidades del alma, ¿cuál más te llama la atención? ¿Cómo puedes tomar acción para cuidar tu alma? ¡Espero sus comentarios!