Envié este artículo para su publicación en periódicos locales. Es una respuesta a una serie de ataques perpetrados por muchedumbres “budistas-sinhala” en comunidades musulmanas en recintos en el area alrededor de Kandy, en el centro de Sri Lanka. Invito a mis lectores a considerar cómo lo que afirmo acerca de esta “violencia religiosa” resuena con sus propias experiencias en sus países.

La violencia organizada de grupos en contra de las minorías ha sido una característica del paisaje politico en Sri Lanka por varias décadas. De hecho, uno podría decir que esto ha llegado a ser parte de nuestra cultura política.

Por lo tanto, culpar a Facebook y otras redes sociales virtuales es una manera de evadir el enfrentar algunos hechos difíciles pero sencillos.

En todos estos ataques, la ineficiencia o complicidad de la policía ha sido ampliamente documentada. Claramente, esto no puedo explicarse solamente debido al temor o incompetencia. La inacción de la policía es siempre una consecuencia de la acción de los políticos de rango superior. Este fue el caso en julio de 1983, una matanza orquestada por el estado en contra de tamiles en el sur de país. Ha sido así desde esta época en cada instancia de la así llamada “violencia religiosa”.

Entonces, ¿cómo prevenimos futuros actos de violencia en contra de las minorías vulnerables?

  1. Enjuiciar a los oficiales de policía de alto rango en aquellas areas donde la violencia ocurrió. Su negligencia en las tareas asignadas es una ofensa criminal. No deberían ser transferidos a otras areas donde pueden continuar repitiendo tales traiciones a la confianza pública, sino ser procesados en las cortes de justicia. En tales cortes, ellos deberían revelar quiénes en el gobierno les ordenaron hacerse los de la vista gorda frente a las atrocidades cometidas por estas muchedumbres.
  2. La compensación a las minorías afectadas es insuficiente. El presidente y el primer ministro deben asumir la responsabilidad y ofrecer disculpas públicas a aquellos quienes han perdido sus extremidades, familiares, o propiedades. Ellos deben personalmente asegurarse de que cualquiera que instigó tal violencia, incluso si fueran miembros antiguos de sus propios partidos políticos, sea llevado a la justicia. Lo que necesitamos en Sri Lanka no es más legislación sino la aplicación de la ley.
  3. La Comisión de Denuncias de los Medios debe ser reinstalada y extender sus capacidades. ¿Quién permitió a este organismo estar moribundo? No solamente son las redes sociales, sino la prensa que ha sido inundada por fake news y falsos reportajes. En el desarrollo de las elecciones para los gobiernos locales, los hallazgos de la Comisión del Informe Bond estaban siendo salpicados a lo largo de las primeras planas de los periódicos por periodistas que nunca habían leído tales reportes. Lo que es llamado “noticia” en Sri Lanka ha llegado a ser el reportar lo que algún político oficialista o de oposición dice, sin ningún intento de cuestionar críticamente y de investigar independientemente. No solo necesitamos una prensa libre sino también una que sea competente y responsable.
  4. La comunidad budista Sinhala debe darse cuenta de que la mayor amenaza al Budismo en este país está en medio de ellos. Son aquellos monjes budistas y políticos budistas que acogen la violencia y corrupción quienes lesionan la credibilidad del Budismo, no los no-Budistas o cualquier otra “fuerza externa”. Estos últimos han sido un chivo expiatorio conveniente para los males de la nación. En la medida de que los monjes budistas y políticos gobernantes sean tratados al margen de la ley, los ciclos de violencia continuarán. En el interés de proteger el Budismo, el budismo-sinhala debe ser desmitologizado como una ideología nacionalista por los mismos budistas.
  5. Reformas educativas de largo alcance son necesarias. Los textos escolares de la historia de Sri Lanka que se usan en las escuelas deberían incluir diferentes perspectivas sobre el pasado y no solo aquella de la comunidad mayoritaria. Las escuelas exclusivas de musulmanes y exclusivas de budistas deberían ser persuadidas por la autoridades para llegar a ser más plurales. Asociaciones interétnicas e interreligiosas entre profesores y estudiantes deberían ser establecidas en cada distrito con el objetivo de desvanecer caricaturas y estereotipos de otras comunidades.

Si la cultura política presente no cambia y un compás moral no es restaurado en el gobierno, Sri Lanka permanecerá enredada en un estado crónico de retraso social, siempre “desarrollándose” pero nunca desarrollada, con más edificios altos pero instituciones disfuncionales y líderes moralmente atrofiados.


Por Vinoth Ramachandra
17 de marzo, 2018
Material Original: https://vinothramachandra.wordpress.com/2017/12/08/walking-the-talk/

El Dr. Vinoth Ramachandra es Secretario de Diálogo y Compromiso Social de la IFES. Vive en Sri Lanka con su esposa. Este blog representa el pensamiento de Vinoth y tiene por fin ser un recurso para los movimientos de IFES para iniciar y modelar conversaciones sobre diferentes temas. El blog no pretende ser la voz oficial de IFES ni de CECE en las temáticas que trata.

Publicación traducida por Josué O. Olmedo Sevilla, quien junto a su esposa Ruth sirve en la Comunidad de Estudiantes Cristianos del Ecuador (CECE), movimiento universitario afiliado a IFES.