Con motivo del Día del Trabajo, que celebramos hoy 1 de mayo, compartimos está reflexión especial. Que seamos animados en la misión en nuestros lugares de trabajo y nuestra preparación profesional. Agradecemos a Paúl por compartir con nosotros.  

Me gustan mucho las películas animadas. Quizás porque cuando mis hijas eran pequeñas solíamos pasar horas mirándolas juntos. Una de ellas, “Los Croods” (2013), trata de una familia prehistórica que vive en una época particularmente peligrosa; donde la diferencia entre vivir o morir, dependía más de la fuerza que del ingenio, algo que Grug el padre de esta familia sabía. 

En un momento de la película aparece Guy, un muchacho ingenioso quien comienza a convivir con los Croods y les comparte sus ideas más nuevas y evolucionadas. Luego de un evento cataclísmico, Grug se da cuenta de que la fuerza ya no es suficiente y que necesita nuevas “soluciones” para sobrevivir en el mundo cambiante que les rodea. En este clímax, desesperado por salvar a su familia, Grug ¡tiene su propia idea!… si no has visto la película te invito a mirarla. 

Dirás ¿qué tiene que ver esto con el trabajo? Bueno, con el paso del tiempo la humanidad ha ido haciendo del trabajo no una serie de acciones y determinaciones para lograr un objetivo anhelado, sino el trabajo se ha vuelto un fin en sí mismo, una actividad u ocupación que las personas consiguen en la vida para sobrevivir. Como lo expresó Eep −la hija de Grug−, el trabajo que su padre desempeñaba, no les estaba trayendo vida, simplemente estaban buscando ‘no morir’. 

Te pediré que me acompañes a dos lugares. 

El primero, está en ese vasto espacio cósmico con el que empiezan las escrituras judeocristianas. Allí se relata como el Creador, en seis días entreteje los hilos de la vida hasta completar su creación, poniendo al hombre y a la mujer para su administración. Sin duda, Dios no se despertaba cada día con la pregunta ¿y hoy qué crearé? Un acercamiento al texto nos habla de un Dios de orden, un Dios que ya tenía planificado desde el principio lo que iba a hacer. Inicialmente ya contaba con el diseño, la idea que magistralmente ejecutó. 

El segundo, se encuentra justamente donde estás tú ahora. Por un momento quisiera preguntarte, ¿por qué haces lo que haces? ¿por qué inviertes o gastas tu tiempo y tu vida en aquello que estás haciendo ahora mismo? ¿salió de una idea? ¿salió de una necesidad? ¿salió porque salió? 

Si antes de realizar un trabajo o cualquier actividad, escudriñáramos en aquellas cosas que Dios ha preparado, podríamos comprender “…lo que Dios nos ha concedido” (1Co. 2:12).  Me atrevo a pensar que así las personas alcanzaríamos el propósito para el cual fuimos diseñados cumpliendo el plan del Creador. 

Hubo un hombre llamado Saulo, quien más tarde sería conocido como el apóstol Pablo. Camino a Damasco tuvo un encuentro con el Señor que cambió el rumbo de su vida. Pablo, escribió a la iglesia de Corinto diciendo: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1Co. 2:9). 

El Diccionario de la lengua española define al sustantivo trabajo como el “esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza…” y al verbo trabajar como “Aplicarse o dedicarse con esfuerzo a la realización de algo”. Prefiero el verbo al sustantivo. Me cautiva mucho que este verbo venga precedido de una búsqueda incesante por descubrir aquellas cosas que Dios ha preparado para ti y para mí. 

Paúl Pesántez

Paúl Pesántez

Soy Ingeniero Civil con una maestría en Geomática por la Universidad de Cuenca y una Licenciatura en Teología por la Universidad Evangélica Nicaragüense Martin Luther King Jr. Actualmente me desempeño como Coordinador de Riego del Gobierno Provincial del Azuay. Con mi esposa Nury tenemos dos hijas Débora y Johanna.