El renombrado sociólogo Zygmunt Bauman alguna vez bromeó diciendo que, en algunas vertientes de la retórica posmodernista, el cogito de Descartes (“Pienso, luego existo”) ha sido reemplazado por su versión neo-tribal “Yo grito, luego existo”. Aquel que grita más fuerte, sea en las redes virtuales o en la universidad, llega a ser el nuevo líder moral.

Por lo tanto, debemos tener cuidado que la arrogancia moral de la “izquierda radical”, que ha estado al frente en recientes estallidos sobre el colonialismo, racismo y asuntos transgénero, no mate la tolerancia en nombre de promover la tolerancia, suprima la diversidad intelectual en el nombre de proteger la diversidad.

Leí recientemente de una escuela en Inglaterra que anuló su decisión de nombrar uno de sus edificios en honor a la novelista J K Rowling porque ésta había tuiteado: “Conozco y amo a personas trans, pero borrar el concepto de sexo remueve la capacidad de muchos para discutir significativamente acerca de sus vidas. No es odio hablar la verdad” (6 junio 2020).

No podemos permitirnos este juego. ¿No es mejor contrarrestar mentiras con hechos, argumentos pobres con mejores argumentos, insultos con civilidad, y narrativas falsas con contra-narrativas?

He escrito antes en este blog sobre la insidiosa amenaza planteada por versiones ideológicas de “corrección política”. Éstas suprimen el argumento y previenen la legítima crítica simplemente agregando el sufijo “fóbico” a cualquier punto de vista contrario. De ahí el uso extendido en los medios occidentales e incluso en círculos académicos de neologismos tales como “homofobia” y “transfobia”—simplemente reflejos de la “islamofobia” que es usada por algunos escritores musulmanes y organizaciones para esquivar cualquier crítica de la teología y práctica islámica. Esa es la razón por qué doy la bienvenida la carta escrita en julio por 150 escritores, académicos y activistas condenando la manera en que la libertad de pensamiento y expresión acerca de política en asuntos raciales y sexuales está siendo amenazada por la “izquierda” así como por la “derecha” (ver aquí).

Esa es una razón por la que he evitado discusiones abiertas sobre sexualidad y asuntos transgénero en este blog. Lo que quisiera decir es fuertemente dependiente del contexto al cual estoy hablando; y lo que quisiera decir a una audiencia cristiana fundamentalista que cree que “la Biblia ya ha resuelto estos asuntos de una vez y para siempre” es muy diferente a lo que quisiera decir al grupo liberal de izquierda fundamentalista que incorpora todo bajo la “política de identidad”. Ambos lados, en mi experiencia, distorsiona y demoniza puntos de vista con los que no está de acuerdo.

Existe, sin lugar a duda, un fenómeno biológico de “intersexo” y personas en esta categoría necesitan protección legal y social de la estigmatización, abuso y violencia física. (¿No se refirió Jesús a aquellos quienes eran “nacido eunucos y aquellos que fueron hechos eunucos por la acción del hombre”?) Pero si esto implica la erradicación de la diferencia de sexo como si esto fuera una construcción social tal como el género, o si esto justifica el recurrir a una cirugía reconstructiva para “escoger” el cuerpo sexual que queremos, son asuntos para un legítimo debate filosófico, moral y político. Proscribir las diferentes perspectivas en el nombre de respetar la diferencia es hipocresía.

Por lo tanto, lo que es irónico en todas estas posturas posmodernas es que el rechazo del “esencialismo” y del “pensamiento binario” perpetúa nuevos esencialismos (por ej., “colonialismo”, “hetero/homo/bisexual”) y pensamientos binarios (por ej., inclusivo/excluyente, tolerancia/moralismo, víctima/victimario).

Además, la sátira es un arma poderosa cuando es usada en contra de aquellos que tienen posiciones de poder político y económico. Pero cuando es usada en contra de gente indefensa y sin seguridad, simplemente llegar a ser otra arma de los poderosos. Una pregunta interesante para plantear: ¿Charlie Hebdo publica caricaturas satíricas de minorías sexuales (aunque algunas de estas están en posiciones de poder político y económico) o solo en contra de minorías religiosas?

En movimiento Black Lives Matter (BLM) ha recibido tardíamente atención global luego de los asesinatos de George Floyd y Breona Taylor en los Estados Unidos. A través de su acción directa no-violenta para protestar en contra de la brutalidad policial y la violencia sistemática perpetrada en contra de gente negra en los Estados Unidos (y en otros lados) ha ganado la simpatía de muchos blancos que no son fascistas pero que hasta ahora tácitamente han apoyado prácticas racistas a través de una extendida ignorancia. Sin embargo, si el movimiento BLM no se va a alienar a sí mismo de las mayorías blancas y conservadoras de los Estados Unidos y Europa, necesita evitar en sus campañas asaltos totales al capitalismo y la familia nuclear, nociones románticas de panafricanismo y el culpar al colonialismo europeo enteramente por la crisis de refugiados de ahora.

En el anterior blog, sobre esclavitud y colonialismo, subrayé la importancia del matiz y una cierta medida de relatividad cuando se trata de entendimientos y juicios históricos. Narrativas simplificadas son precisamente las que hacen prosperar a los demagogos de la derecha e izquierda política. Y cuando académicos y periodistas hacen lo mismo, traicionan su llamado a un trabajo intelectual honesto. Esta es la gran diferencia entre un “intelectual de partido” y un genuino profeta.

Es así como los nacionalismos hindús y budistas en Asia del Sur, como las versiones islamistas en otros lados, no son recuperaciones atávicas, sino reacciones modernistas al colonialismo europeo. Han tomado prestado considerablemente de discursos europeos modernos sobre raza, religión y nación. La ironía es que están empuñados como armas ideológicas en contra del secularismo y el cristianismo, olvidando su deuda a ambos, y culpando a la era colonial por todos los males nacionales que han sido rampantes varias décadas después del fin del colonialismo. Yo mismo estoy agradecido al colonialismo británico por el idioma inglés, sin el cual mi opinión sobre los acontecimientos en el mundo sería extremadamente parroquial. Estoy agradecido, también, por las instituciones políticas liberales que los británicos dejaron (sin embargo, hipócritamente estas fueron administradas en la práctica por gobernadores y magistraturas coloniales) y las cuales han sido incesantemente desmanteladas en mi propio país, así como en otras antiguas colonias, por élites locales racistas que se sirven a sí mismas. Y no debemos olvidar críquet y rugby, ¡que todavía levantan las pasiones de los más ardientes nacionalistas anticoloniales!


Por Vinoth Ramachandra
28 de septiembre, 2020
Material Original: https://vinothramachandra.wordpress.com/2020/09/28/respecting-difference/

El Dr. Vinoth Ramachandra es Secretario de Diálogo y Compromiso Social de la IFES. Vive en Sri Lanka. Este blog representa el pensamiento de Vinoth y tiene por fin ser un recurso para los movimientos de IFES para iniciar y modelar conversaciones sobre diferentes temas. El blog no pretende ser la voz oficial de IFES ni de CECE en las temáticas que trata.

Publicación traducida por Josué O. Olmedo Sevilla, miembro del Equipo Regional IFES AL, coordinador del área Conectar con la Universidad.