Una serie de 40 devocionales, escritos por Daniel Macías, profesional de la CECE. Estos devocionales han sido compartidos y apreciados en varios espacios de la CECE y la publicación de esta versión digital fue un esfuerzo en conjunto con la CECE, el Seminario Teológico Bautista del Ecuador y la Asociación de Iglesias Bautistas de Pichincha.

Prefacio

Desde el encierro es una compilación de devocionales que fueron escritos desde el mes de marzo de 2020 cuando en Ecuador se decretó la cuarentena a consecuencia de la pandemia del COVID-19. Estos devocionales surgen de una búsqueda de respuestas en las Escrituras a los desafíos que esta pandemia nos hace enfrentar: miedo, ansiedad, muerte, pobreza, pérdidas, crisis económica, depresión, tristeza, cambios, etc.

Inicialmente esta fue una exploración individual, sin embargo, al recibir respuestas de los textos bíblicos surgió una nueva pregunta: ¿Quiénes se sentirán de la misma manera? Entonces comencé a enviar estos escritos a personas en mi iglesia local (La Viña), amigos de la CECE y personas en general. Al poco tiempo llegaron mensajes que me desafiaron a seguir indagando y escribiendo estos acercamientos a la Palabra de Dios. Estas reflexiones son una pequeña confirmación que la Escritura tiene una pertinencia y relevancia absoluta para todos nosotros, en ella podemos encontrar ánimo, sostén y también desafío.

Desde el encierro contiene cuarenta reflexiones, basadas en varios textos bíblicos sin ningún orden en particular. Se ha escogido el número cuarenta como símbolo de un peregrinaje y “cambio”. Moisés permaneció durante 40 años en Madián cuidando ovejas, 40 días llovió en el diluvio, 40 días estuvo Moisés intercediendo por el pueblo en el monte Sinaí, los espías observaron durante 40 días la tierra de Canaán, Elías estuvo en el desierto por 40 días hasta llegar a Horeb, Jesús permaneció en el desierto igual número de días antes de iniciar su ministerio público. Este conjunto de devocionales fue escrito en la época de aislamiento social o también denominada “cuarentena” adquiriendo una relevancia particular que nos permita conectarnos con nuestras vivencias e identificarnos con las Escrituras.

Cada una de las reflexiones que aquí se encuentran se desprenden de una porción en particular la cual ha sido tomada de varias versiones de la Biblia para enriquecer la lectura y dar un énfasis en una palabra o idea, añadiendo una frescura particular y una nueva perspectiva del texto.

Quiero agradecer al Seminario Teológico Bautista del Ecuador a través de Pablo Villaroel y a la Asociación de Iglesias Bautistas de Pichincha a través de Ronald Rivadeneira que han acogido este proyecto para que estos escritos puedan llegar y bendecir a más personas. Quisiera tomarme la libertad de contar un pequeño testimonio de mi vida. Hace más de cuarenta años mis padres llegaron al Ecuador como migrantes desde Cali, Colombia, con dos pequeños hijos (uno de ellos era yo). Cuando se asentaron en la ciudad de Quito fueron recibidos con mucho amor por la Iglesia Bautista Central de esta ciudad, donde formaron parte de esta congregación, pastoreada por Víctor Andrade (†). En el seno de esta comunidad crecí y en la escuela dominical fui instruido en el amor del Señor. Luego de cuatro décadas el Señor permite que estas reflexiones de un migrante (ahora más ecuatoriano que migrante) se conviertan en una compilación que ha sido acogida por la Iglesia Bautista para que sirva de edificación para el cuerpo de Cristo.

También quiero agradecer a la iglesia La Viña, mi iglesia; a la CECE, que ha sido mi comunidad de crecimiento teológico y mi espacio de misión en las universidades de nuestro país. A mi esposa Andrea por ser mi cómplice en estas reflexiones y corregir tantos errores que tengo al escribir. Y a mi Señor y mi Rey, Jesús, tú eres mi todo, “permíteme seguir parasitando en tu costado abierto hasta el alba más alba.” (R. Loyola).

Espero que estas reflexiones sean de bendición y cambio para nuestra vida al disfrutar de su lectura y reflexión durante 40 días. Confío en que nuestro Padre nos llenará de su Palabra, nos fortalecerá para enfrentar los momentos de dificultad y nos desafiará a tener una vida de esperanza y de servicio.

Qué alegría para los que
no siguen el consejo de malos,
ni andan con pecadores,
ni se juntan con burlones;
sino que se deleitan en la ley del Señor
meditando en ella día y noche.
Son como árboles plantados a la orilla de un río,
que siempre dan fruto en su tiempo.
Sus hojas nunca se marchitan,
y prosperan en todo lo que hacen.

Sal 1:1-3 (NTV)

En el amor del Señor,
Daniel F. Macías

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