Amargas lágrimas derrama por las noches;
corre el llanto por sus mejillas

Lamentaciones 1:2 NVI

Este texto bíblico describe la realidad para muchas personas en Ecuador a causa del impacto del COVID-19 en estos meses. La pérdida de un ser querido, el no poder acompañar a un amigo en su momento de dolor, la desesperación del encierro obligatorio, la impotencia de no poder proveer para su familia. Cada una de estas situaciones son motivos muy válidos para el lamento. En este blog quiero compartir una introducción al lamento desde las Escrituras como parte de la vivencia del discípulo, a partir de algunas reflexiones revisadas en el taller sobre lamento y duelo ofrecido hace varias semanas por la CECE. El siguiente blog se enfocará en el tema del duelo.

El lamento es parte de la vida del discípulo

Hay dos ideas teológicas que establecen un marco para vivir el lamento. Primero, por causa de la ruptura de la relación con Dios (Génesis 3) el sufrimiento y el dolor son inevitables en la vida del ser humano. Segundo, nuestro Dios, en la persona de Jesús entró en nuestro mundo lleno de sufrimiento y experimentó la máxima forma de dolor con su muerte en la cruz. Dios no es ajeno a nuestro sufrimiento, más bien camina con nosotros en medio de.

El grito del dolor del antiguo pueblo de Israel

El libro de Lamentaciones es un testimonio concentrado del sufrimiento del pueblo de Israel al momento de ser llevado al exilio en Babilonia. Este fue un tiempo de devastación y sufrimiento extremo (Introducción a Lamentaciones en The Message Eugene Peterson). En el texto encontramos expresiones de tristeza, ira, desesperación, angustia, perdón, vergüenza, compasión y esperanza. El libro de Lamentaciones es poesía, esto es importante notar ya que la poesía permite expresar la profundidad de sentimientos humanos. Las metáforas ayudan a expresar realidades dolorosas y fuertes (Artículo Hope is Tough por Cathy Ross, p4) y Lamentaciones ofrece a la comunidad de fe una forma y vocabulario para expresar y procesar su pérdida y dolor (Introducción a Lamentaciones en The Message Eugene Peterson). La expresión y vivencia comunitaria del dolor dignifican el sufrimiento y afirman la presencia de Dios en medio del sufrimiento. El lamento NO ofrece una explicación ni un plan de superación; es una invitación al lector para participar en el lamento.

Además, en el Antiguo Testamento, encontramos 42 Salmos que son de lamento (individual y colectivo) los cuales fueron escritos para los tiempos de liturgia comunitaria. Éstos expresan a Dios un profundo arrepentimiento y dolor por los pecados y tribulaciones de una nación y son un clamor por la intervención de Dios. Se expone queja, súplica, ira, invocación y expresiones de confianza a Dios. Los Salmos nos invitan a levantar nuestra voz en protesta contra la justicia, expresar la ira, el miedo y clamar a Dios.

Dios mío, tú eres mi salvador; día y noche pido tu ayuda.
Permite que mi oración llegue a tu presencia;
¡presta atención a mis ruegos!
Sufro tantas calamidades que estoy al borde de la muerte

Salmo 88:1 TLA

En nuestra historia está interconectada la cruz y la resurrección

En el Nuevo Testamento podemos observar que durante la vida de Jesús hubo momentos en los que experimentó tristeza y dolor. “Al ver llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente. ¿Dónde lo han puesto? — preguntó. Ven a verlo, Señor le respondieron. Jesús lloró” (Juan 11:33; cf. Mateo 26:38 y Mateo 27:46).

Si Jesús mismo experimentó y expresó su dolor, nosotros sus discípulos, también lo podemos hacer. Tenemos un Dios que muestra su vulnerabilidad en la encarnación y se lamenta con nosotros. En la cosmovisión cristiana, la tristeza y el lamento están interconectados con la esperanza en una manera singular porque es la historia de la cruz y la resurrección. La narrativa bíblica constantemente se mueve entre el sufrimiento y la esperanza. Nuestra historia de fe envuelve la tristeza del mundo en el lamento del viernes santo, el silencio del sábado santo y lo lleva a la entrada de la tumba vacía en el domingo de resurrección. Nuestro lamento contiene esperanza porque podemos experimentar la presencia del Consolador, el Espíritu Santo quien nos acompaña en los momentos de dolor.

¿Por qué hay que lamentar? 

Es necesario lamentar, para poder habitar el dolor y entender qué es lo que ha sucedido. El lamento desafía la injusticia, el racismo, la explotación y el estatus quo. Lamentar es parte de palpar la realidad y traer a consciencia las distintas situaciones de dolor e injusticia. Por ejemplo: corrupción, desigualdad social, pobreza, discriminación, enfermedad, violencia doméstica. Lamentamos también el silencio del pueblo de Dios frente a muchas de estas situaciones.

¿Cómo lamentamos? 

Estar en silencio nos permite reconocer nuestros sentimientos y poco a poco nombrarlos (Artículo Hope is Tough por Cathy Ross p6). Reconocemos que Dios está presente con nosotros. Ahora, es momento de dirigirse a Dios, describir la situación, articular los sentimientos, confesar el pecado y pedir a Dios que intervenga y transforme la situación. Finalmente, se ofrece acción de gracias a Dios en confianza de que va a traer esperanza y restauración.

El lamentar es un proceso requiere paciencia y valentía. También necesitamos que alguien nos escuche, nos abrace y llore con nosotros. El lamento es personal y comunitario. En nuestras familias y comunidades de fe es necesario afirmar y tener espacios de lamento. En medio del libro de lamentaciones encontramos esta expresión de esperanza:

Pero también me acuerdo de algo que me da esperanza:
Sé que no hemos sido destruidos porque Dios nos tiene compasión.
Sé que cada mañana se renuevan su gran amor y su fidelidad.
Por eso digo que en él confío; ¡Dios es todo para mí!
invito a todos a confiar en Dios porque él es bondadoso.

Lamentaciones 3:21-25 TLA

Tal como lo hicimos el en taller, queremos validar la expresión de lamento en estos momentos de sufrimiento. Les invitamos a explorar los textos de lamento y adoptarlos en nuestra vida de discípulos a Cristo a nivel individual y comunitario.

Recursos recomendados

Artículos de referencia

  • Introducción a Lamentaciones en The Message Eugene Peterson
  • Artículo “Hope is Tough” por Cathy Ross