El panorama del mundo y la realidad de nuestro país lucen desoladoras y sin esperanza. Frente a esto, ¿cómo la resurrección de Cristo da sentido a la nuestra fe? ¿de qué maneras prácticas podemos vivir como gente de la resurrección en nuestro contexto actual? Conversamos hace unas semanas con David Bahena sobre este y otros temas del libro del año 1 de Corintios en nuestro Instagram Live, (puedes verlo completo aquí). Te animamos a revisar los devocionales para profundizar más. Compartimos algunas de sus reflexiones tan pertinentes para el día de hoy. 

Pablo dice que, si Cristo no resucitó, somos los más dignos de conmiseración (1 Corintios 15:19-20). La resurrección es la evidencia mayor de la victoria de Jesús. La resurrección nos recuerda que no vivimos en un cosmos cerrado. Al contrario, Dios irrumpe en la historia, convierte la muerte en vida, el caos en esperanza y la desolación en nueva vida. La resurrección de Jesús nos desafía a vivir con esperanza en medio de las situaciones más caóticas de nuestra vida. Cuando parece que ya no hay esperanza, cuando todo se ha muerto, somos invitados a caminar las sendas del resucitado.  

En el contexto universitario, ¿qué implicaciones tiene? Ustedes conocen mejor la realidad de los estudiantes en Ecuador, en muchos países de América Latina se nos presenta la corrupción como la palabra final. El maestro dice: “si no me das dinero, si no haces esto, no te voy a dar la nota, o una buena nota”. Y pareciera que tienen el apoyo de toda la estructura. Caminar la senda del resucitado implica rechazar la corrupción como esta palabra final. Así mismo, en la Universidad nos hemos acostumbrado a la violencia contra los más vulnerables y contra las mujeres. Vivir a la luz del resucitado implica rechazar cualquier tipo de violencia. El sistema busca que nos resignarnos a vivir de las migajas que nos quieren dar. Vivir la fe del resucitado en la Universidad es vivir con esperanza, sin importar la masa de oscuridad que nos pueda o quiere gobernar. Es vivir proclamando este Evangelio que promueve el florecimiento de todo ser humano y busca terminar con todas las formas de maldad, individual y estructural. Es vivir la fe entendiendo que el cosmos y el universo está en las manos del resucitado. Déjenme les cuento una historia: 

En mi ciudad el narcotráfico, tuvo un dominio terrible hace unos 10 años. Cada domingo, en las iglesias, se oraba por alguien secuestrado. Se metían a las iglesias, golpeaban. En la noche, se cerraron los negocios y aún las universidades ya no ofrecían cursos. Era como un estado de emergencia donde nadie se atrevía a decir nada. Toda la policía había sido comprada por el narcotráfico. Había una nube muy oscura sobre la ciudad. En ese contexto, yo le decía al pastor, y lo animaba a predicar la victoria de Jesús, al pueblo de Dios le urgía revitalizar su esperanza. En el momento de mayor oscuridad, hay que predicar la esperanza y decir que esta maldad tiene fecha de caducidad. Aunque parecía que los señores del narcotráfico eran omnipotentes y que van a estar eternamente haciendo el mal, es mentira. Jesús ya los venció y los venció en la cruz. La resurrección, una y otra vez, habla y desafía a nuestras condiciones políticas, sociales y universitarias más adversas. Cuando parece que todo está perdido, cuando parece que ya no hay esperanza, es cuando más necesitamos escuchar esta palabra: Jesús ha resucitado y camina lado de su pueblo. 

La victoria descrita por Juan en el libro de Apocalipsis es que el resucitado se ha sentado en el trono y gobierna. Lo señores de la maldad tienen fecha de caducidad, ellos van a terminar perdiendo. Vivir la fe del resucitado en la Universidad es no aceptar la corrupción, la violencia y la injusticia como “ni modo, este mundo nos tocó vivir”. No, no es cierto, hay una realidad mayor, hay una realidad superior. La victoria le pertenece al Resucitado, quien ha empezado una nueva creación, un nuevo reino que se hace presente ya y todavía no plenamente. Por eso anunciamos una y otra vez esta esperanza, aunque nuestros ojos momentáneamente vean otra realidad. 

David Bahena

David Bahena

David ha servido como obrero universitario por más de 25 años en el ministerio de IFES en México, América Latina, y recientemente a nivel global como secretario general asociado. Estudió Ingeniería Química, estudios de posgrado en el Seminario Teológico Fuller y cursa el cuarto año del Doctorado en Estudios Interculturales (DIS) en la Universidad de Biola en California, EE. UU. David está casado con Claudia y tiene tres hijos, Valeria (26), Héctor (20) y Lía (17).