Mi nombre es Daniel F. Macias, soy ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones y participé de la CECE desde que era estudiante. Actualmente sirvo como parte de la Junta Directiva que es uno de los engranajes de nuestro ministerio para la extensión del reino. La misión de la CECE tiene tres pilares: compartir el evangelio, formar discípulos y servir en la universidad.

Como ministerio, todos los años elegimos un libro de la Biblia para estudiarlo y permitir que el Señor hable a nuestras vidas y guíe nuestro quehacer misionero. Este año 2020, el libro que nos acompaña en nuestro peregrinaje es Deuteronomio bajo el lema “¿Qué eliges?”. Es un libro fascinante en el que hemos encontrado muchísimos desafíos para la vida personal y ministerial, quisiera contarte acerca de dos de estos. El primer desafío es el servicio, por todo el libro encontramos un especial énfasis en llevar una vida de amor y obediencia a nuestro Dios, una consecuencia tangible de esto es el servicio al hermano en necesidad (Dt. 10:19, 15:7-11,23:15-25, 25:5-11). El segundo es la mayordomía, el pueblo de Israel estaba a punto de ingresar a la tierra prometida y se le insta a que preste una especial atención a la tierra (recurso) que Dios le estaba entregando para que haga un adecuado uso y que sea un elemento de bendición para todos (Dt. 14:22-29, 5:1-18 18:1-8, 26).

Como Junta Directiva hemos respondido al desafío de servir al ministerio y a los estudiantes con nuestros talentos desde nuestra profesión y proveer así, la estructura que permita un saludable funcionamiento de la CECE. También equipamos en gobernanza, la cual se encarga de velar por la buena organización y administración de las relaciones interinstitucionales y gubernamentales, así como de los recursos financieros y de personal que el Señor a puesto a nuestro cargo. Todo este soporte que la Junta Directiva brinda a la CECE es de vital importancia para que los demás miembros asesores, estudiantes, profesionales y Dirección Nacional dispongan de la infraestructura, recursos y visión para la proclamación del evangelio de Jesucristo en las universidades de nuestro país.

Actualmente, dentro de la Junta Directiva, me desempeño como secretario y he recibido entre otros, el encargo del cuidado de la “Casa de la CECE” como le decimos con cariño a nuestra Oficina Nacional. La casa, está ubicada en el centro norte de la ciudad de Quito y es usada para eventos nacionales e internacionales dirigidos a estudiantes, asesores y profesionales donde promovemos espacios de compañerismo, servicio y formación sólida en la Palabra de Dios. Adicionalmente la oficina es el lugar de trabajo de nuestra Directora Nacional, Ruth Hicks, y la asistente administrativa, Tatiana Paredes. Te invito a que seas parte de la misión en la universidad con la CECE: Orando, participando de nuestros eventos y ofrendando. Un abrazo fuerte en nuestro Señor y Salvador.

Mi nombre es Tommy Proaño, estudio Ingeniería Civil en la Escuela Politécnica Nacional. Recuerdo cuando el grupo de la CECE Quito no tenía un número de integrantes mayor a 25 personas entre estudiantes y asesores. Llegar a tener 15 personas en un Encuentro Mensual, en la Casa de la CECE, era un éxito. Desde ese entonces, hasta ahora, han pasado muchas cosas de las cuales la Casa de la CECE ha sido testigo. Vigilias, retiros, capacitaciones, películas, robos, Encuentros Mensuales con su respectivo encebollado, hasta las tan rigurosas pero necesarias Asambleas Generales, etc. Esas experiencias, no hubieran sido posibles sin un lugar donde llevarlas a cabo, al menos no de la misma manera. Todo esto hizo que mi compromiso y llamado a la misión en la universidad crezca.

Por un lado, una de las mejores anécdotas que tengo en la Casa de la CECE tiene que ver cuando terminamos un Campamento y algunos estudiantes de Guayaquil se quedaron en la Casa de la CECE un par de días más para pasear en Quito. Fue un tiempo tan rico para poder fortalecer lazos de amistad y compartir historias de misión en la universidad. Es muy significativo ese espacio físico, ya que ha sido canal para animarnos los unos a los otros como comunidad de hermanos en Cristo.

Por otro lado, de manera individual, la Casa de la CECE ha sido el lugar donde he podido tener conversaciones muy significativas con asesores y miembros de la CECE que me han ayudado en momentos de gran duda y oscuridad personal. Además, tenido profundos tiempos de alabanza y oración, que han servido para el crecimiento espiritual que anhelo en mi militancia dentro del Reino, a lo largo de los ya 7 años que llevo enrolado en la misión.

Ahora, la Casa de la CECE ya parece pequeña por la cantidad de estudiantes, asesores, profesionales y miembros de la Junta Directiva con los que el Señor ha bendecido a la misión en la Universidad. Desde conversaciones entre dos personas hasta Encuentros Mensuales con una gran cantidad de asistentes, la Casa de la CECE tiene un rol fundamental para el desarrollo de este ministerio en todas sus aristas.

Por todo esto y más, considero que la Casa de la CECE es de todo aquel que busca un espacio donde compartir con la Comunidad de Estudiantes Cristianos del Ecuador. ¡Gracias a Dios por su provisión!


Te invitamos a orar y ofrendar por la Casa de la CECE (Oficina Nacional). Puedes hacernos saber de tu interés de ofrendar a través de este link.