Toda la historia del origen que está en Génesis, se parece al proceso de una obra maestra de arte dañada por el tiempo, que se encontró y necesita urgente reparación.

Cuando un artista crea una pieza “sui generis”, una pieza de tal magnitud, sea cual fuere, este pone tal especial cariño y cuidado a esta obra, llenándola de toda clase de expresión que enriquezca la obra en sí misma. Está demás decir que ningún autor en vida, quiere ver su obra destruida o acabada, sino que quiere mostrarla, y quiere que se conserve. Es que esta clase de obra no solo es algo que el artista hace, sino que es algo que le representa como tal, lleva su firma, su nombre, lleva su semejanza. Sin duda la creación es una de las obras maestras de Dios, desde el misterio subatómico, las complejas y hermosas estructuras y formas de vida, el desconocido pero vasto cosmos, y el ser humano joya real y corona de su creación, son muestras de una gran obra maestra.

Pero el Génesis no habla solo de una gran obra maestra, sino también nos explica cómo esta obra maestra se deterioró. Si Génesis 1 y 2 explican con hermosura la gran creación de Dios, así se describe en forma de un cántico poético, el Génesis 3 habla de cómo la gran obra se dañó, por consecuente el desorden entra al mundo por causa del pecado del hombre y la obra maestra, pierde su esplendor. Si el hombre era antes imagen y semejanza de Dios, ahora el hombre, la joya real de la creación, pierde esa semejanza, se vuelve caótica, carente de sentido y significado por el daño sufrido. Esto se habla en el capítulo 3, dándonos la lección de que aunque esta haya sido la obra más grande de Dios, ahora está deteriorada, dañada y casi perdida.

Usualmente en el proceso de restauración se analiza todo acerca de la obra, de su autor, de su técnica, de su composición, del uso del color, y otros detalles. Esto ocurre porque seguramente en un proceso así se da por sentado que el autor original de la obra ha muerto, y otros son los que han emprendido la tarea de repararla. El relato del Génesis está aquí para decirnos que el Autor de toda esta magnífica obra no ha muerto y que más bien ha propuesto reordenar todo hasta sujetar así mismo todas las cosas por medio de Jesucristo.

Sin embargo, Dios también nos deja un pie de nota al mostrarnos que no comparte su eminente gloria con nadie, pues es único en su Santidad; pero que si es capaz de glorificar a otros, dignificando y proveyendo de lo necesario. Tanto el acto creador como el acto de la segunda creación en Cristo hablan de esto. Antes que estas sean muestra del triunfo de Dios sobre los hombres, son la muestra del triunfo de Dios para con los hombres; pues podemos decir que somos juntamente con Cristo en todo cuanto hemos de heredar de parte de Dios. (Rom 8:17)

Posibles aplicaciones:

Cosmovisión:

¿Cómo debo vivir a la luz de un Dios que creó todo y que creó al ser humano? Sin ser egoístas no valdría la pena hablar solamente de Dios como “mi” creador, sino como lo que es, el Creador de todos nosotros y de todo lo que nos rodea.

La realidad de un mundo lleno de pecado y sus secuelas que heredamos (cosa que vemos todo el tiempo y no es lejano), así como la realidad de un Dios que provee la solución para tales males, nos plantea la interrogante de: ¿Cómo debo relacionar estas verdades?

Personal:

Aquello que marca más la vida de Adán y de Eva es la pérdida de su identidad, consecuencia de la separación que sufren de Dios por el acto de errar, ofender, traspasar, derribar, en pocas; de pecar. Su identidad queda perdida y sus vidas desorientadas completamente. Aquello, es algo que ocurre en todos los niveles de la humanidad. Parece que en nuestra edad, y sobre todo mientras cursamos la U. esta pérdida se hace más notable. El deseo de entablar más amistades, viajar más, probar nuevas actividades, tomar ciertos riesgos, abrirme a otras formas pensar, etc, son parte de esta búsqueda incansable que ha emprendido el hombre por saber quién es y que hace, es decir, de encontrar quien es (nada nuevo, sino más bien encontramos una conciencia de saber lo que somos). El ánimo, es el de volver al relato del Génesis y apelar a nuestras conciencias mediante lo que aquí se explica; “un Dios creador, nosotros su creación”, y buscar nuestras identidades en Aquel en quien se encuentran verdaderamente.

Nota 1: Sea lo que hagas, siempre buscarás identificarte con algo y alguien. Procura que sea que hagas algo o que seas algo, esto se parezca más a lo que Dios es y hace, que lo que el mundo es y hace.


Por Adrián Coral
18 de febrero, 2018

Adrián Coral sirve desde el año pasado como Asesor Junior de la CECE Quito. Fue unos de los creativos del Proyecto Evangelístico Las Crónicas de Narnia en la Universidad. Tiene estudios en Producción y Multimedia. Es miembro de la Comunidad Cristiana El Poder de tu Amor -COCEPA-.