Resurrección: la esperanza de la nueva creación

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¡Jesús resucitó! ¡Verdaderamente, Él resucitó! Iniciamos la semana recordando el domingo de Resurrección. Hoy compartimos parte de la Exposición Bíblica de Ricardo Borges, del texto de 1 de Corintios 15:12-27*. Que seamos animados y desafiados por la esperanza de la nueva creación. 

Somos embajadores del mensaje de la cruz vacía. Está vacía por la victoria de Cristo sobre la muerte. Este anuncio de la resurrección es central en la proclamación del Evangelio que escribió Pablo a los Corintos.  

Pablo no tenía una fórmula única para la proclamación del Evangelio. Esa buena nueva del Evangelio llegaba a personas reales, con problemas y dudas reales, y ahí, sensible a eso, les proclamaba el Evangelio. Dicho esto, hay elementos que se repiten, importantes, esenciales, que siempre aparecían en ese compartir el Evangelio, como son: nuestra condición de pecadores (llamando al arrepentimiento) también hablaba de la muerte de Cristo, de su resurrección.  

Aquí Pablo hace algo muy sencillo. Simplemente afirma lo que ha sucedido: Jesucristo murió. Lo mataron y lo sepultaron. Al tercer día resucitó de entre los muertos. Se apareció a los discípulos.  Es un anuncio de hechos que ya han sucedido y que se pueden describir: Murió, fue sepultado, resucitó, se apareció. Lo importante es destacar la sencillez de este mensaje que se extiende por todo el mundo y transforma la historia.  

Por un hombre la muerte, por otro hombre la vida (v21-23) La referencia de Pablo a Adán, a través de quien la muerte entró en el mundo, es bastante interesante. Para algunos en Corinto quizás la muerte no era un tema tan importante, posiblemente debido a las enseñanzas filosóficas comunes en Corinto, creencias tales como la inmortalidad del alma. Esto explicaría el énfasis en hablar de la tragedia que es la muerte, un enorme problema causado por esta rebelión inicial y lamentable que afectó no sólo a Adán, sino a toda la humanidad.  

Pablo dice más de una vez que si no creen en este Evangelio que les ha predicado, entonces su fe es vana. Cuando la gente cree en una cierta inmortalidad innata del alma, ¿qué sentido tendría hablar de resurrección? Ya estarían pensando de todos modos en algún tipo de vida después de la muerte: renacimiento, una vida espiritual de otro tipo, reencarnación, es decir, todo tipo de fe genérica en algo después de la muerte. La fe cristiana es la única que habla de algo distintivo, que habla de resurrección.  

La exhortación de Pablo a los corintios en este capítulo es muy fuerte. Es como si Pablo les dijera: ¿lo entendéis de verdad? No se trata sólo de una nueva forma de vida, de unos cuantos principios aquí y allá, por muy buenos y nobles que sean. Esta buena noticia es la noticia de la salvación con poder para llegar a todos. Si crees o no que Jesús murió por ti y luego venció a la muerte resucitando. Es eso, o de lo contrario tu esperanza sería en vano. Porque no es vana, sino una esperanza firme, podemos tener la paz de que ésta es la vida que recibimos a través del mensaje de la resurrección.  

La muerte es terrible. Muchos de nosotros lo sabemos por experiencia propia, por haber perdido a seres queridos o por habernos enfrentado a situaciones traumáticas de primera mano. Uno de esos episodios de la Escritura que nos muestra lo terrible que es la muerte, es la muerte de Lázaro. Juan repite tres veces que Jesús lloró y se conmovió profundamente. El lamento y el dolor ante una realidad difícil, la de la muerte, el dolor de saber que no tenía que ser así, que tenía que ser diferente. También se vislumbraba que él mismo, Jesús, pronto se enfrentaría a ese gran enemigo que era la muerte, y con un peso y una intensidad que tal vez nunca seamos capaces de captar en toda su plenitud.  

Cito aquí a Fleming Rutledge: “No puede haber verdadera proclamación de la Resurrección mientras no se reconozca el poder y la finalidad de la Muerte” (The Undoing of Death, p. 276). Cuando reconozcamos la tragedia que es la muerte, llegaremos a comprender y apreciar la belleza y el poder de la resurrección. Por eso la afirmación poderosa de Pablo: “El último enemigo que será destruido es la muerte” 1 Cor. 15:26.  

Con la resurrección de Cristo entramos en realidades que no llegamos a comprender plenamente, al menos por ahora. En primer lugar, para tratar de comprender el alcance del poder de la resurrección en la reconciliación, en la restauración de todas las cosas, de todas las personas en Cristo y por Cristo. En el texto que acabamos de citar, hay una continuación: “El último enemigo que será destruido es la muerte, pues Dios «ha sometido todo a su dominio»” 1 Cor. 15:26-27. Un poco más adelante, “para que Dios sea todo en todos”. El Soberano de todas las cosas reconciliando todas las cosas. Y la resurrección es ese hito en la historia de algo que comenzó allí y tendrá su plenitud en el futuro, en los cielos nuevos y la tierra nueva.  

Otra maravilla es buscar contemplar y entender cuál es esta nueva realidad, de cuerpos glorificados después de la resurrección. Fue sí, resurrección real del cuerpo. La tumba vacía, Tomás poniendo su mano sobre las cicatrices de Jesús, Jesús resucitado comiendo con los discípulos. Ahí hay materia, hay cuerpo. Pero también hay algo diferente. No reconocieron inmediatamente a Jesús. Había algo diferente, glorioso, misterioso, asombroso, en su cuerpo resucitado. Atravesaba puertas, desaparecía. La resurrección apunta a otra realidad, y debemos reconocer humildemente que no la comprendemos del todo, o al menos no todavía. Hay un poder impresionante en la resurrección de Cristo, y lo que podemos hacer es tener esta alegre expectativa de que participaremos en esta maravillosa nueva realidad, por lo que Cristo ya ha hecho por nosotros al vencer a la muerte. 

¿Cómo termina Pablo el que quizá sea uno de los capítulos más impactantes que ha escrito? Después de hablar mucho del poder y la maravilla de lo que Cristo ha hecho por ellos, vuelve a hablar de lo que ellos deben hacer ahora: “Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano” 1 Cor. 15:58. El mensaje de la resurrección debería animarles a seguir adelante ahora, en la vida que están viviendo, frente a los problemas reales a los que se enfrentaba la iglesia de Corinto.  

La esperanza es poderosa, pero no es alienante. No trata de escapar de los difíciles retos a los que se enfrentaban en su contexto. La esperanza de la resurrección era el alimento que les ayudaba a mantenerse firmes en el tiempo presente. Lo que hacemos en obediencia y siguiendo a Jesús en este mundo difícil en el que vivimos, toda esa obediencia, todo el trabajo que hacemos, en cosas pequeñas o grandes, si lo hacemos en el Señor o por lo que el Señor ha hecho por nosotros, nada de eso es en vano. ¡Qué maravilla, qué bendición, qué bueno es que el Señor nos anime así en su Palabra! 

Te animamos a escuchar la exposición completa, aquí. 

* Texto tomado de la Exposición Bíblica de Ricardo Borges, para el Campamento Nacional 2023. 

Ricardo Borges

Ricardo Borges

Ricardo sirve como Secretario para el Compromiso con las Escrituras en la IFES. Es brasileño. Sirvió 7 años en Uruguay con el movimiento estudiantil y 14 años en Brasil. Formó parte del equipo regional de IFES en América Latina. Es Ingeniero Agrónomo, tiene estudios en Biblia y Estudios Culturales, también un Máster en Liderazgo.  Ricardo vive actualmente en São Paulo, Brasil, junto con su esposa Ruth y sus hijas Ana Júlia y Carolina. 

Por |2023-04-10T11:56:49-05:00abril 10, 2023|Categorías: Blog|Etiquetas: , , , , , , , |Comentarios desactivados en Resurrección: la esperanza de la nueva creación

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