Entre las muchas temáticas que aborda el libro de Job, se encuentra el de la integridad. Hoy Ana María Ampuero, comparte algunos primeros hallazgos:  

“En el país de Uz vivía un hombre llamado Job. Era un hombre recto, que amaba y honraba a Dios y no hacía ningún mal a nadie” (Job 1:1 RVC). Podemos decir que ésta es una definición de integridad. Luego este hombre lo pierde todo. La integridad de Job es algo que se desarrolla, en la manera en que enfrenta las pérdidas y las pruebas. Esto se ilustra en el diálogo entre él y su esposa, luego de que Job experimenta la calamidad. 

“Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios” (Job 2:9-10). 

Solo Dios puede juzgar lo que es estar sin pecado. Más la integridad es una respuesta humana a las dificultades. Es la práctica de la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace. Job fue honesto, sincero en sus preguntas, en su cuestionamiento a Dios sobre sus penas. Fue capaz de abrir su corazón de una manera desgarradora, sin vergüenza alguna. Para ojos humanos, quizá sus cuestionamientos eran “pecado”. En esencia, el problema que Dios ve en los cuestionamientos de Job no está en el lenguaje, sino en la altivez de ponerse a la misma altura de Dios, quien le dice: “¿Dónde estabas tú, cuando yo afirmé la tierra? Si en verdad sabes mucho, dímelo” (Job 38:4). 

Dios es capaz de entrar en diálogo con Job, quien está abierto a descubrirle en medio de este peregrinaje de dolor y frustración. Job concluye así: “Yo había oído hablar de ti, pero ahora mis ojos te ven” (Job 42:5). Job nos muestra que la integridad es relacional. Más allá de algo moralista, la integridad es la dinámica que nos acerca a Dios, que es santo y sublime. Job nos presenta una integridad sufrida. No una integridad dura y rígida.  

Job empezó su narrativa de sufrimiento y pérdida desde la “rectitud”. Todas las personas tienen distinto trasfondo. Algunos llegan a la vida de universidad y laboral desde familias e historias de haber sido muy protegidos y de vidas muy sanas. Otros ya han vivido muchas experiencias duras antes de llegar a este punto. La cuestión que nos presenta la narrativa de Job es ¿cómo vas a enfrentar los dilemas éticos, morales en tu vida de estudiante y en tu vida profesional? A cada paso, donde nadie te ve y por supervivencia, estás tentado a ir por un camino que ignora lo que conoces de Dios y su Palabra. ¿Qué vas a hacer?. ¿Qué cuenta más, tu supervivencia, el qué dirán, (los amigos de Job le aconsejan de todo) o tu amor y temor al Dios vivo que te ama y te ha preparado una senda recta, pero estrecha? El amor al dinero siempre será una tentación grande para muchos, o el escalar posiciones de poder, por ejemplo.  

Nuestros países están caracterizados por la corrupción en todos los ámbitos de la sociedad. Vivir en la luz, en la verdad, en la compasión, en la generosidad y en la solidaridad es muy contracultura. Lo cual tiene un costo también: el aislamiento, sufrir menosprecio, no alcanzar el éxito. Pero el Reino de Dios viene a través de hijos e hijas de Dios que influyen en la sociedad como la levadura que leuda la masa.  

Los discípulos de Jesús caminan en la luz y pueden venir al Señor con confianza, con sus dudas, sus temores, su angustia, a dialogar con Dios. El siempre escucha y tiene respuestas. Jesús dijo: Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no se acerca a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sea evidente que sus obras son hechas en Dios” (Juan 3:20-21). 

Como seguidor de Jesús, te invito a caminar en integridad, siguiendo el ejemplo de Job que se mantuvo recto antes de las pruebas, las atravesó en diálogo con Dios, pero sin negar a Dios ni sus caminos limpios y salió integro al otro lado de las vicisitudes. 

Ana María Ampuero

Ana María Ampuero

Ana María es ecuatoriana. Es directora de DAI (Development Associates International) para Ecuador. Ha sido pastora en la Iglesia Evangélica de Iñaquito, hasta su reciente retiro. Tiene Maestría en Estudios Cristianos de Regent College, Vancouver, Canadá y Maestría en Banca de Desarrollo de American University, Wash D.C. Ha ejercido varios cargos en el sector público, privado y no gubernamental en su país, incluyendo Decana de Administración y Economía en la Universidad de las Américas en Quito.