A finales de julio fui parte de un evento de capacitación llamado ECUA, que es el Encuentro Cristiano Universitario Andino de los movimientos estudiantiles de la subregión andina de la IFES América Latina. Quiero compartirles en este artículo un resumen del taller sobre Hermeneútica Bíblica en el que participé. El mismo trataba de cómo se debe leer e interpretar la Biblia, tomando en cuenta que el autor principal es Dios y sobre todo que es un Dios que ha hablado. Desde esta afirmación se puede definir los principios de la hermenéutica que son tres:

  1. El principio de la sencillez:

    El principio de la simplicidad refiere a que la Biblia está escrita para que su mensaje sea comprendido. La intención de Dios es iluminarnos mas no confundirnos, porque recordemos que Dios es luz y jamás será tinieblas. Salmos 119:105 nos recuerda que “Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz para mi camino”. Dios habla y se comunica a través del lenguaje, y es por este medio en donde tenemos una comunicación entre el Señor y nosotros. Pero ¿cómo podemos conocerlo mejor? o ¿en dónde podemos conocerlo mejor? La respuesta es sencilla como este principio, uno puede conocerlo mejor en su Palabra. Así se cumpla el propósito del lenguaje, que es una comunicación clara y sencilla tal que podamos comprender y entender al autor, porque el mensaje bíblico es transparente. Es cierto que hay cosas difíciles de comprender en la Biblia, por ejemplo, el mismo apóstol Pedro dijo acerca de las cartas de Pablo que había algunas cosas “difíciles de entender” (2 Pedro 3:16). A nosotros también nos cuesta trabajo en ocasiones  entender, pero el Señor es tan sabio que da maestros a su Iglesia, porque si todo en la Biblia fuera comprensible no habría necesidad de ellos, y por la gracia de Dios da a algunos el don de la enseñanza y es así que a nosotros nos ayudan a entender mejor.

    Dios nos ha creado con recursos como la comunicación, y él mismo los usa para comunicarse con nosotros, en ocasiones buscamos significados ingeniosos, pero en realidad, ¿eso es lo que dice la Palabra? Al leer debemos apegarnos al significado sencillo y natural de la palabra, no tomarlo de forma literalista; la Biblia está llena de expresiones figurativas, por esta razón debemos tener un criterio para no confundir el uso del lenguaje y sobre todo debemos aplicar este principio.

  2. El principio de la historia:

    Dios habló en sus propias palabras y sobre todo en contextos precisos. La expresión máxima de la comunicación de Dios es su hijo Jesucristo, el cual vino a ponerse a nuestro nivel, al nivel de las personas, por tanto él habla nuestro lenguaje. Lo mismo ocurre en la Palabra de Dios, que también es palabra humana. Esto debido a que los autores humanos de la Biblia eran personas activas en el proceso de inspiración, por lo tanto ellos usaron sus facultades, pero sin distorsionar la verdad del mensaje divino. Cada uno tenía su personalidad, sus experiencias y por eso es que la Biblia es también palabra de hombre; por esta razón hay que tener en cuenta el género literario, el contexto, la historia. Pero así mismo es Palabra de Dios y por eso tenemos que leerla de una manera en que no leeríamos cualquier libro, la leemos en oración, con humildad, clamando al Espíritu Santo que nos dé entendimiento al hacerlo y sobre todo haciendo exégesis, es decir, establecer el significado real del texto bíblico, tomar en cuenta la historia para encontrar el vocabulario y la gramática original; lo contrario es la eiségesis que es, leer en el texto lo que no se encuentra en este. La meta es lograr entender qué quiere decir el autor.

  3. El principio de la armonía:

    La manera en que Dios ha hablado y como lo ha hecho sin contradicciones, es la misma manera en que su palabra lo hace, sin contradicciones. Debemos comenzar a sintetizar y armonizar, es decir, no nos podemos centrar en una sola cosa, ya que necesitamos ambas perspectivas, buscar una natural armonización una mirada amplia. Sin dejar de lado el contexto, necesitamos aprender a leer cada texto a la luz de la totalidad y también debemos aprender a comparar un pasaje con otro dentro de las escrituras, necesitamos integrar la enseñanza en un todo coherente; reuniendo e integrando los pasajes para así mantener un equilibrio entre los distintos aportes que nos brinda cada uno de ellos.

    Cuando la armonización no es posible es mejor aceptar nuestro desconocimiento a que culpar a los autores de la biblia, porque como ya se dijo, necesitamos de diferentes perspectivas y leyendo un solo texto o unos cuantos versículos no vamos a comprender en su totalidad.

    Debemos tener una actitud de honestidad y humildad, confiando en que Dios siempre se está comunicando con nosotros, tomando en cuenta que toda la Biblia es nuestro libro de cabecera o mejor dicho nuestro libro favorito, no solamente algunas partes que nos agradan. Tenemos la responsabilidad de leer con una actitud correcta, de callar para poder escuchar qué nos dice Dios, de imaginarnos para poder identificarnos, es decir, vivenciar el texto bíblico imaginando que somos parte de este. Orar para responder a Dios, sabiendo que es un diálogo, en donde Dios me habla a través de su palabra yo respondo a través de la oración y sobre todo de vivir la Palabra para glorificar a Dios.

¡Porque somos unidad, pero también diversidad, así como la universidad! 
¡Señor, enséñame a ver y saber original! ¡Quiero la versión original!


Por Karol Guallichico

Estudiante de Psicología (UDLA) de 7mo semestre, líder estudiantil de la CECE Quito, asiste a la Iglesia Cristiana Verbo Sur.