Mi esposa, Karin, durmió en Cristo en las tempranas horas del 6 de mayo. Su funeral, dos días más tarde, fue una celebración de una vida vivida plenamente y sacrificialmente.

Grandes números de personas de todo trasfondo–los muy pobres así como los muy ricos, los altamente educados y los no educados—hicieron presencia en el funeral en casa así como en la Catedral Anglicana en Colombo donde se dio el servicio funeral. Esto fue un testamento al impacto que ella había tenido sobre muchos en este país. Sin mencionar el flujo constante de correos electrónicos y tarjetas de alrededor de todo el mundo antes de su muerte, y las que he estado recibiendo desde entonces.

Amigos en Londres organizaron un Servicio de Acción de Gracias para Karin un mes más tarde,  en la iglesia donde nos casamos casi veinte años atrás. Repetí el tributo-homilia que había ofrecido en el funeral en Colombo. Pueden encontrar la grabación de audio del servicio en esta página https://youtu.be/BwOS6hiBZ9M (Mi tributo lo encuentral desde el minuto 41:24- 53:40)

La famosa línea del teólogo John Donne “Ningún hombre es una isla” de su obra “Para Quien Tocan las Campanas” es a menudo citada; pero muy pocos prestan atención a la sección entera donde la línea ocurre. Aquí está la cita total, digna de considerar:

 “La iglesia es católica, universal, y así son todas sus acciones…

cuando ella entierra un hombre, aquella acción me concierne: toda la humanidad es

de un solo autor, y es un solo volumen; cuando un hombre muere, un capítulo no es

arrancado del libro, sino traducido a un mejor lenguaje;

y cada capítulo debe ser así traducido; Dios emplea varios

traductores; algunas piezas son traducidas por edad, algunas por enfermedad,

algunas por guerra, algunas por justicia; pero la mano de Dios está en cada

traducción, y su mano juntará todas las hojas dispersas

una vez más para aquella biblioteca donde cada libro se mostrará abierto el uno para el otro.

Ningún hombre es una isla, completa en sí misma; cada hombre es una parte

del continente, una parte de lo principal…la muerte de cualquier hombre

me disminuye, porque estoy envuelto en la humanidad, y

por lo tanto nunca enviado a conocer por quién tocan las campanas; pues estas repican por todos ellos”

– John Donne (1572-1631), “For Whom the Bell Tolls”

Un sabio amigo me escribió la semana anterior diciendo que el “duelo honesto es tu vocación actual”. Eso me libera de la culpa falsa de no ser capaz de rendir como antes, sea escribiendo o en conferencias públicas.

Leí un poema recientemente donde el escritor refiere haber sido “emboscado por el dolor”. Esa es una metáfora que resuena conmigo. Justo cuando creo que estoy lidiando bien con la situación, me quedo invadido por una ola de memorias que me sumergen en un hoyo de soledad. Sé que muchos de ustedes han estado allí y que entienden bien lo que estoy experimentando.

Y en su libro Lamento por un Hijo, escrito treinta años atrás, el filósofo Nicholas Wolterstorff escribió estas palabras que he atesorado, incluso mucho antes de mi propia experiencia personal de lo que él quiso decir:

“Ahora yo sé acerca de la impotencia de qué hacer cuando no hay nada que hacer. He aprendido a lidiar, a sobrellevar. Vivimos en un tiempo y espacio donde, vez tras vez, cuando somos confrontados con algo no placentero preferimos no lidiar o sobrellevar algo sino superarlo. A menudo tenemos éxito al intentarlo. Pero la mayoría de la humanidad no ha disfrutado o no disfruta de tal lujo. La muerte hace añicos nuestra ilusión de que podemos sobrevivir sin lidiar, sin sobrellevar. Cuando hemos superado la ausencia de alguien con llamadas telefónicas, el no tener alas con aviones, el calor del verano con aire acondicionado –cuando hemos superado todo eso y mucho más, entonces todavía permanecerán dos cosas con las que debemos lidiar: la maldad en nuestros corazones y la muerte. Hay aquellos que vanamente piensan que alguna tecnología nos hará capaces de superar estas realidades. Todos saben que no hay tecnología para superar la muerte. La muerte es dejada para que Dios la supere”.


Por Vinoth Ramachandra
25 de junio, 2018
Material Original: https://vinothramachandra.wordpress.com/2018/06/25/simply-coping-as-a-calling/

El Dr. Vinoth Ramachandra es Secretario de Diálogo y Compromiso Social de la IFES. Vive en Sri Lanka. Este blog representa el pensamiento de Vinoth y tiene por fin ser un recurso para los movimientos de IFES para iniciar y modelar conversaciones sobre diferentes temas. El blog no pretende ser la voz oficial de IFES ni de CECE en las temáticas que trata.

Publicación traducida por Josué O. Olmedo Sevilla, quien junto a su esposa Ruth sirve en la Comunidad de Estudiantes Cristianos del Ecuador (CECE), movimiento universitario afiliado a IFES.