Continuando con el tema que nos ocupa, hoy leemos la segunda entrega de dos reflexiones, alrededor de las elecciones presidenciales en Ecuador. Josué Olmedo comparte con nosotros algunas consideraciones, desde un marco bíblico-teológico.

Daniel es un personaje bíblico multifacético. Daniel tiene que decirnos sobre la Universidad, el trabajo en el servicio público y la política. Las historias de Daniel y sus amigos, todos exiliados y posteriormente matriculados en la Universidad de Babilonia, han inspirado y sostenido a miles de universitarios cristianos que lidian con los desafíos de la Universidad. Las historias de Daniel y sus amigos, servidores públicos bajo algunos emperadores, han inspirado a profesionales cristianos que enfrentan desafíos en sus empleos. Las visiones de Daniel, ubicadas en los capítulos 7 al 12 del libro, han sembrado y cultivado la esperanza a un sinnúmero de cristianos que han experimentado la ferocidad de sistemas políticos injustos. Exploremos un poco el capítulo 7.

¿Cuál es la reacción de Daniel frente a la disputa por el poder de los políticos? El mismo nos cuenta que se sintió aterrorizado, preocupado, desconcertado y pálido (Daniel 7:15, 28). Simultáneamente, Daniel también quiere entender esa realidad (Daniel 7:16, 19). Creo que Daniel no sólo está aterrorizado por el sueño y las visiones que experimentó; él está aterrorizado por lo que estas visiones representan: las disputas por el poder de fuerzas políticas y la destrucción que dejan al paso. Si el panorama político global y nacional nos preocupa y desconcierta, tenemos en Daniel buena compañía. Así como Daniel, en medio de la palidez por el susto, muchos queremos entender y darle sentido a lo que vemos.

En el sueño y visiones, Daniel recibe ayuda para entender el momento político y saber cómo actuar. El sueño y visiones vienen en estilo apocalíptico, es decir en imágenes que procuran sembrar y cultivar la esperanza en el pueblo de Dios, de tal manera que puedan imaginar que otro mundo es posible y comprometerse con su construcción. Lo primero que recibe Daniel es una lectura teológica de las fuerzas políticas que se disputan el poder: son unas bestias, son unos monstruos, y van a comportarse como tal. Una bestia tiene la apariencia de león, otra de oso, la siguiente de leopardo, y la última es tan monstruosa que ya no la describe con nada conocido (Daniel 7:4-8). Los proyectos políticos de estos monstruos pretenden ser totalizadores y terminan provocando un caos. Así se los representa en la visión: agitan el mar desde cuatro direcciones (Daniel 7:2-3). Daniel recibe una lectura teológica de las fuerzas políticas de su época: son bestias monstruosas que traen el caos a la creación y al pueblo de Dios con sus aspiraciones totalizadoras (Daniel 7:15-27).

El segundo elemento que recibe Daniel es una imagen de aquel que verdaderamente gobierna el mundo. Daniel mira a un venerable Anciano sentado en un trono y con más tronos alrededor (Daniel 7:9-10). Con todos los elementos de esta imagen se establece un contraste entre las fieras disputas por el poder de las cuatro bestias, particularmente el aspecto espantoso de la cuarta bestia, con la firme, calmada y abarcativa soberanía del venerable Anciano. Daniel es asistido teológicamente con esta imagen para entender que el SEÑOR está en su trono verdadera y efectivamente gobernando la creación y la historia. Es a este proyecto y forma de gobierno que Daniel le debe su fidelidad y lealtad.

El tercer elemento que recibe Daniel es un recordatorio de su vocación como parte del pueblo de Dios para gobernar con el SEÑOR. En la visión aparece “…alguien con aspecto humano…”, o como dicen otras versiones: “como un hijo de hombre” (7:13). Este “hijo de hombre” recibe la tarea de gobernar. Esto se expresa en esta serie de palabras: autoridad, poder, majestad, dominio y reino que le son dados (Daniel 7:14, 26-27). En la visión este personaje es un individuo, en la interpretación de la visión ofrecida a Daniel se entiende que es una comunidad: el pueblo de Dios (Daniel 7:27). Con este personaje también se quiere establecer un contraste entre lo espantoso de las bestias y la humanidad de este individuo-comunidad. Se apunta así al hecho de que las fuerzas políticas de la visión se conducen de manera anti e infrahumana, y se reitera también la vocación humana del ser humano, valga la redundancia. Es importante anotar que el venerable Anciano, el SEÑOR, empodera a los suyos compartiendo su poder y gobierno. Cosa que no hacen los cuatro monstruos políticos. ¿Cómo ha de gobernar el pueblo de Dios? No es explícito en la visión, pero se sobreentiende desde el contexto de la narrativa bíblica, que ha de gobernar en medio de bestias políticas imperiales como representante del venerable Anciano apostando por proteger y profundizar lo humano, es decir alineándose a la vocación que se registra desde los mismos relatos de la creación: como regente de Dios buscando maximizar el cuidado y cultivo de la creación entera.

A manera de breve conclusión diremos que en esta visión Daniel y el pueblo de Dios son llamados a ponerle nombre a las fuerzas políticas que se disputan el poder: bestias y monstruos con espantoso aspecto, y así a tomar distancia de dichos proyectos. Daniel y el pueblo de Dios son llamados a descansar su fe en el hecho de que el SEÑOR gobierna la creación y la historia, y es a este proyecto que le deben su total lealtad. Daniel y el pueblo de Dios son llamados y empoderados por el SEÑOR a gobernar en su nombre apostando por lo humano.