“A los pobres siempre los tendréis con ustedes” Marcos 14:7. Este fue el versículo que un estudiante del seminario bíblico resaltó en respuesta a mi ponencia sobre los cambios de actitud que genera el empoderamiento en los grupos vulnerables; un tema que lo he desarrollado ya durante algunos años como parte de mi trabajo en Guayaquil. El estudiante con mucha devoción, señalaba que nuestra labor como cristianos en el mundo, es proclamar a Jesús y no es solucionar los problemas a los pobres, porque como dice el evangelio, siempre tendremos pobres.

El Ecuador es un país que tiene una biodiversidad privilegiada en el mundo, pero también posee un alto porcentaje de pobreza, aproximadamente el 40% de la población vive en pobreza y pobreza extrema. Esta realidad se evidencia en los asentamientos irregulares que se forman alrededor de las grandes ciudades. Lugares que carecen de servicios básicos como agua potable, energía eléctrica y alcantarillado; habitados por personas que buscan un espacio en donde dormir y brindar seguridad a su familia, y que en su mayoría son personas de sectores rurales que por la falta de oportunidades de desarrollo ven a la ciudad como un lugar para mejorar sus condiciones de vida. Esta esperanza se diluye al vivir la dura realidad y formar parte de la gran masa de personas que luchan por tener una vida digna.

Frente a este panorama cabe la pregunta ¿cómo Dios se hace presente en esta realidad? Personalmente, no creo que Jesús al pronunciar los versos de Marcos 14:7 establecía una condición social donde los más desafortunados son los pobres y las comunidades en donde habitan. Para entender el problema de la pobreza y los barrios vulnerables, debemos conocer las condiciones determinantes que preservan estos espacios están ligadas al poder, la marginación, la explotación y la exclusión que limita la participación ciudadana y crea un ambiente fragmentado e individualista.

Dios se hace presente en esta realidad. Nos da una respuesta para no normalizar esta condición y nos recuerda el principio de la encarnación y el Reino de Dios de los evangelios y resumido en Filipenses 2 “….no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”  Y nosotros ¿cómo asumimos la respuesta que Dios nos da? ¿Cómo Amamos a Dios desde el servicio en los barrios vulnerables?

Desde la experiencia en el trabajo de desarrollo en comunidades vulnerables y a la luz del pasaje de Filipenses, considero que para lograr un servicio efectivo se necesita:

  • Reconocer que las personas de barrios vulnerables son nuestro prójimo, creados a imagen y semejanza de Dios y son merecedores de una vida digna. 
  • Conocer la realidad de la comunidad, su cultura, problemas, fortalezas, necesidades y celebraciones.
  • Facilitar herramientas para la construcción de aprendizajes que sean aplicables a su entorno. Fortaleciendo las capacidades internas de la comunidad como el liderazgo, la organización, la participación, el conocimiento de sus derechos y las responsabilidades ante su comunidad y el estado.
  • Mantener una postura de aprendizaje y de humildad, colocándose al mismo nivel de los habitantes de la comunidad. Siempre tenemos algo que aprender.

Mientras existan sectores vulnerables y no se den respuestas a las necesidades afectivas, económicas y sociales, tenemos la oportunidad de mostrar el Amor de Dios a través del servicio (diaconía) que cambia la vida del ser humano, mostrándose ante Dios como una persona digna de salvación y progreso.


Merwin Chávez, Guayaquileño, Estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Guayaquil. Realizó estudios de Proyectos en la Universidad Casa Grande, actualmente se desempeña como asesor de proyectos de desarrollo social en la ONG Misión Alianza de Noruega del Ecuador. También fue líder estudiantil y asesor de CECE Guayaquil y actualmente sirve en la Junta Directiva de la CECE. Es casado con Ghislene y tiene 3 hijos.